capitulo 1

ELEMENTAL. エレメンタル。

PARTE A

Esta es la historia de cómo, una persona normal, es obligada a cumplir con un destino que, ni siquiera él, pretendía tener, y de sus amigos que le apoyaron, a pesar de todo. Una historia con aventuras, misterios, leyendas, amor, celos, magia y… algo más.

Todo comienza con un chico llamado Darío Nibeyro (me auto proclamo, {(>o<)}), estudiante de la secundaria de Conchalí. Él es un chico común y corriente al cual le gustan los videos juegos. No destaca en deportes ni en los estudios.

Era una mañana común y corriente del día Lunes, Darío se despertó de su cama, se levantó y alistó para ir al colegio.

De camino al colegio él escuchó en su mente, una voz lúgubre, que decía:
“pronto será hora”.
“¿¡Quien dijo eso!?” gritó Darío.
Darío revisó a los alrededores pero, no vio a nadie.
“Mejor me largo de aquí”
Algo nervioso, se reencaminó a la escuela. No le contó a nadie sobre la voz, porque al llegar a colegio, se le olvidó.

En el colegio, Darío tuvo un día común y corriente: algunos de sus compañeros se jugaban bromas, otros dormían y otros conversaban. Durante el receso, Meiko, una de sus compañeras, se le acercó y le dijo:
“H-Hola Darío, oye… ¿tienes libre el fin de semana?, yo no tengo nada que hacer y quisiera, no sé… salir a alguna parte. Ya que todas mis amigas ya tienen algo que hacer el fin de semana, me preguntaba si tu…”
Darío le miró sonrojado (O//////////O), y le contestó:
“Si, c-claro. No tengo nada que hacer el fin de semana. ’’
‘‘¡En serio! ¡Que bien!’’
“¿Te parece bien el día Sábado?”
“S-Si. El Sábado está bien.”
“Te esperaré en el Parque de al lado, a las 10 de la mañana.”
Al salir de clases se acordó de la voz que escuchó en la mañana y comenzó a pensar que pudo haber sido producto de su imaginación, así que decidió no darle tantas vueltas al asunto.

El resto de la semana transcurrió de forma normal, pero Darío no volvió a escuchar esa voz.

Llegó el día sábado, y Darío estaba muy nervioso, ya que saldría con Meiko.
Él le esperó, como acordaron, en el parque de al lado de la escuela. No pasó mucho tiempo para que ella llegara.

Meiko y él se reunieron a las diez de la mañana. Comenzaron yendo al cine, y después continuaron con una caminata por un parque. Pasearon juntos hasta las tres de la tarde, se detuvieron a conversar en una plaza, y se sentaron en una banca. Los dos comenzaron a conversar:
“En verdad me lo he pasado muy bien, Darío”. Dijo Meiko. :3
“¿En serio? Que bien…”
“¿Qué te sucede Darío?, te noto algo extraño desde la mañana, ¿Te ha ocurrido algo malo?”
“…Ah, ¿Te di esa impresión? No te preocupes por pequeñeces.”
“No me gusta…”
“¿Disculpa?”
“Que no me gusta cuando te ocultas las cosas. A pesar de ser amiga tuya, me preocupo demasiado por ti, pero tu no me cuentas nada de lo que te pasa.”
“No me digas eso. Es que simplemente, no te quiero preocupar.”
“Pero, ¿Porqué?”
“No te lo diré”
“Por favor”
“No insistas”
“¡Dímelo!”
“¡Te digo que no! ¡¡No quiero preocupar a la chica que me gusta!!” OxO!
Meiko se quedó callada de la impresión, y Darío que se había dado cuenta de lo que dijo, se quedo mirando hacia el suelo.
“Maldición, se me escapo, que voy a hacer ahora. De seguro ella comenzara a reírse.” Pensó Darío.
Meiko, tratando de hablar, le responde:
“Eso… ¿Eso es cierto, Darío?”
“S...si, desde hace un año.”
“Adelante, ríete.” Pensó Darío.
“Eso…, eso me sorprendió… pero, me hace feliz saber que era lo que impedía que me dijeras todo.” >ω<
“…”
“Oye, no tienes porque sentirte mal.”
“¿Eh?”
“Es verdad, todos y cada uno está enamorado de alguien… además… ese sentimiento tuyo… podría corresponde…”
En ese preciso momento, a él le empezó a doler el pecho y la cabeza; en su mente escuchó:
“Ya es hora, ¡Que comience el juego!”.
“¿¡Quien dijo eso!?” Gritó Darío.
Darío miró hacia todos lados, mientras se agarraba el pecho de la polera, y no había nadie, mas que él y Meiko.
“¡Oh, rayos Darío, Arruinaste el momento! XD ¿Eh? ¿Qué pasa Darío?”
Se desmayó y quedó desplomado en el suelo.
“¿Darío? O-oye Darío, s-si esta es una broma, no-no me agrada. ¿Darío? ¿¡Darío!? ¡Darío!”
El cuerpo de él comenzó a brillar, y desapareció.

Darío reapareció en una llanura, junto a la entrada de un bosque. Después de un rato, recuperó la conciencia, abrió los ojos y miró a su alrededor. Se percató de que ya no estaba Meiko con el, y ni siquiera estaba en la plaza. Se levanto y Gritó:
“¡Meiko! ¿¡Dónde estás!?”
Siguió gritando por un rato, pero no apareció nadie.
“¿Dónde estoy? o mejor dicho… ¿Cómo rayos llegué aquí? No hay ningún rastro de civilización cercana. ¿Qué haré?”
Ya sin ningún resultado, de encontrar a alguien, se dispuso a buscar un río, ya que pensó:
“¡Si hay un río, debe de haber un pueblo!”
Darío se adentró al bosque, y el muy despistado se perdió. 8x. Cansado se sentó, apoyado en un árbol. De detrás del árbol aparece una persona, era Suzu Maehara, una de sus compañeras de clase.
“¡Darío! ¿¡Qué estás haciendo en este lugar!?”
“¿Suzu? ¿Eres Suzu, verdad?”
“¡Darío! Si, soy yo. ¿Qué haces en este lugar?”
“¿Yo? Pues… estoy perdido. No sé adonde ir…”
“Con que perdido ¿Eh?, Pues me parece haber visto un río, hace poco. Quizá si seguimos su curso, podamos encontrar un pueblo… creo que esta por… por… hacia aya.”
“Bueno, si tu lo dices.”

PARTE B

Darío se levantó y siguió a Suzu. Durante el camino, estuvieron conversando el cómo llegaron a este lugar:
“¿Y cómo terminaste aquí, Darío?” Dijo Suzu.
“Pues, cuando estaba en el centro, oí una voz en mi mente que me decía ‘ya es hora’, y al mismo tiempo el pecho y la cabeza comenzaron a dolerme intensamente, creo recordar que me desmaye. Al despertar ya estaba aquí.”
“Ah… con que fue así. Hmm… en mi caso, simplemente en la mañana, al despertar, note que no estaba en mi cuarto, sino que en una tienda de campaña… no había nadie en ella. ¡Mira! Ese es el río…”
Los dos habían llegado al río, que Suzu había mencionado antes. Al lado del río había descansando una criatura semejante a una babosa, con la peculiaridad de tener una especie de casco de metal.
“¿Qué…Qué cosa es esa…?” Preguntó Darío.
“Pues, una babosa con casco ¿No?”
“Eso se puede saber con solo ver…”
“No te preocupes, no te hará nada, si no le molestas, claro…”
“Pero, es como si no pudiera evitarlo… quiero verle más de cerca”
“¡Espera Darío! ¡No te acerques más!”
Al acercarse Darío a la criatura, esta se despertó, emitió un chillido muy fuerte e hizo que Darío perdiera la conciencia, cayendo al suelo.
“Darío… te dije que no te acercaras… eres muy porfiado. Mejor será que te le aleje de esta babosa.” Dijo Suzu.

La babosa se apartó y se fue río adentro. Suzu movió a Darío hacia un árbol, en donde lo apoyo, para que descansase. Suzu se sentó a su lado, mirándolo a la cara.
“Me pregunto si será el destino... Juntarnos a los dos solos aquí… Darío…” Pensó Suzu.
Darío se movió un poco, y al notarlo, Suzu se asusto, se puso colorada y se alejó.
Pasó un rato para que Darío recobrara la conciencia. Cuando Comenzó a despertar, con los ojos cerrados aun, dijo:
“Meiko… Meiko, ¿Dónde…Dónde estás?”
Al oírlo, Suzu levantó la mirada hacia Darío, y pensó:
“Me...Meiko… ella… ella está en nuestra clase… ¿Será que…le gusta? Con razón nunca me prestaba atención en clases.”
“Darío, despierta de una vez…” Dijo Suzu.
“¿Ah? ¿Suzu? Ah…es verdad, estamos en este extraño lugar. Suzu, ¿Qué me pasó?”
“Nada malo, solo que la babosa te noqueó con su chillido… no te preocupes, ya se fue… ¡Ah! Antes de que se me olvide… toma.”
Suzu, de un bolso, sacó una espada envainada, y se la dio en las manos a Darío. Suzu le dijo:
“Tenla por si acaso, nunca está de más. Además, tengo el presentimiento que la vas a necesitar, y mucho.”
“Ehhh… Gracias. Una cosa… ¿Cómo la has conseguido? Se supone que no has visto ningún pueblo hasta ahora, ¿No?”
“Si, es verdad, no he estado en ningún pueblo, pero este bolso estaba en la tienda de campaña, donde desperté. Está lleno de armas y otras cosas. Y por raro que parezca, en el bolso estaba puesto mi nombre… así que me lo quedé.”
“Que raro…”
“Bueno, creo que será mejor que tomemos caminos separados.” Dijo Suzu.
“Y eso, ¿Por qué?”
“Porque, si continuas conmigo, sería como engañar a Meiko, Darío” Pensó Suzu.
“Solo… quiero estar sola, no te preocupes. Seguro estarás bien sin mí. Adiós” Dijo ella.
Suzu salió corriendo en dirección a la corriente del río, dejando a Darío solo.
“¡E-Espera! ¡¡Suzu!!” Grito Darío. >o<
Mientras corría, de sus ojos salían lágrimas. Ella miró hacia atrás, y se despidió, con la mano.
“Esto será lo mejor. Lo siento Darío, es que, si me quedara contigo, yo…” Pensó Suzu.

Darío, quedó solo, con una mirada perpleja.
“¿¡Eh!?… Esta Suzu… ¿Qué le pasará… supongo… que tendré que seguir solo. Haber… tendría que seguir la dirección contraria… si dijo que la dejara sola…”

Darío comenzó a caminar rió arriba. Recorrió un largo tramo, y durante el camino:
“¡Aaaaah! ¡Que aburrido es esto! No veo ningún pueblo, ni siquiera un alma… ¿Cuánto más tendré que caminar?- Cruzó sus brazos en su nuca - ¡Ojalá Suzu no se hubiera ido, así no estaría tan aburrido…! ¿Por qué se habrá ido? ¿Acaso me apesta la boca?...”

-Y después de una hora y media de caminata aburrida.- =ω=*

“…Uuuuhh… ¡¡No se ve ningún pueblo a la redonda…!!”
Siguió caminando, y por fin encontró un pueblo. Él, muy contento, corrió hacia este, gritando:
“¡¡Sii!! ¡Por fin un pueblo, al fin podré responder todas mis dudas… pero antes… ¡¡Buscaré comida!!”
Darío llego hasta a entrada del pueblo, la cual estaba formada por un arco de arbustos, de un color parecido al fuego. En la cima del arco de arbustos había un gran letrero, que decía:
“Pueblo Ignis”
“Valla nombre más cutre, ¿Ignis? Suena como una bebida.” Se burló Darío.

Él entró, sonriente y diciendo:
“¡Bien! Ya que estoy aquí, lo primero, buscaré un lugar donde pueda conseguir información… y desde luego comida. Aaah… tengo un hambre de muerte…”
Darío estuvo caminando por las callejuelas del pueblo, tratando de encontrar un lugar en donde comer. Pero todo parecía cerrado; cuando divisaba una ventana o puerta abierta, esta se cerraba de inmediato, como si estuvieran evitándolo.
Tanta era el hambre que tenia Darío, que, para variar, otra vez, este se desmayo en medio de la calle.

Darío se despertó, abrió los ojos y vio a su lado, a una señorita. Él se levantó y se sacudió el polvo de la ropa. La señorita le empezó a platicar:
“Disculpa, pero… ¿Qué te sucedió, para haberte desmayado en la calle?”
“¿Eeeeh?... ¡Ah! Si, es que me dio fatiga. No he comido desde la mañana… ¡Uuuh! me duele el estomago…” Y Darío se tocó el estomago.
“Bueno, si quieres puedo darte algo de comer. Te llevaré a mi casa, no esta muy lejos. Antes de que se me olvide, mi nombre es Mia. ¿Y el tuyo?”
“Ah, si. Me llamo Darío, es un gusto… creo”
Mia llevó a Darío, a su casa y, al interior, ella le acomodo en el sillón. Darío, un poco mareado por el hambre, le comentó a Mia:
“Oye, no es que sea de mi incumbencia, pero… ¿por que todos cerraban sus puertas y ventanas, cuando me iba acercando a ellos? ¿A caso tengo mala cara, ¡o me huelen los pies!?”
“Con que hacían eso ¿no? Bueno es que últimamente han ocurrido sucesos muy extraños por aquí.
Espérame un poco, te traeré algo para que comas.”
Dentro de la casa sonó un: ¡Growl! El cual fue provocado por el estómago de Darío. Mia se rió un poco y, le trajo una taza de té, color azul, a Darío, y este se sonrojo.
Después de beberse el té, Darío le preguntó a Mia:
“Disculpa… ¿Por qué me ayudaste? Digo yo… No me conoces, y podría haber resultado ser alguien violento… o algo ¿No?”
“En realidad, mis padres me enseñaron a ayudar al que lo necesite, sin importar qué. Por otro lado, te pareces a mi padre… o-obviamente cuando tenía tu edad. Mira por ahí hay unos retratos de él. Pero más que nada, al verte, simplemente sentí que debía de ayudarte; Era como si algo en mi interior me lo ordenara… Sonó algo raro, ¿No?...
A todo esto, vienes de muy lejos, que estabas así de hambriento”
“Si, más o menos… se podría decir que no soy de por aquí… estuve caminando desde esta mañana. Por cierto, ¿En qué región de Chile estamos?”
“¿Chile? ¿Qué es eso?”
“¿Eh?... ¿E-esto, no es Chile?”
“No conozco ningún Chile. Este es el Pueblo Ignis Mond, en el continente Kame”
Darío, de lo sorprendido, se levantó de donde estaba sentado.
“¿¡Qué!? ¿¡Cómo puede esto ser posible!? ¡Qué yo sepa, ningún continente se llama así… o-oye… ¿Cómo se llama este planeta…?”
“¿Este planeta? ¿Pero cómo no lo sabes…?”
“S-simplemente no lo sé”
“Bien, este planeta se llama ‘kuatoru Suta’ ”
“¿’Kuatoru Suta’?… mira, no se cómo, pero parece que algo no anda bien, yo vivía en Conchalí, continente Americano que está en el Planeta Tierra…”
“Podría ser que…”
“¿Eh?...”
“No… nada, olvídalo. ¿Terminaste el té?”
“¡Ah! Si, toma”
“o-oye… ¿Tienes en dónde quedarte? Si no, ¿P-por que no te q-quedas aquí?”
“¿Eh?... ¿E-estás segura? ¿No hay problema? Bueno… la verdad no tengo donde quedarme… está bien aceptaré tu oferta”
Ya había pasado una semana desde que Darío se quedó en casa de Mia. Y como pago, ayudaba en los quehaceres del hogar. En toda esa semana, Mia le estuvo enseñando todo lo relacionado con ‘kuatoru Suta’. Pero, se le olvido todo lo relacionado con el mundo real, excepto una cosa: sus amigas Suzu y Meiko.

ESTA PARTE ESTA POR MODIFICAR
Por cierto, deberías de irte. Estamos en medio de una crisis: nos han robado el artefacto sagrado, del templo”.
Darío le preguntó donde se podría conseguir más información (ya que Darío comúnmente era muy metido en donde no le llaman).
“Tienes que ir al centro del pueblo, ahí está el monje del pueblo” – Dijo la mujer. Darío le dio las gracias y se dirigió hacia allá.

El centro del pueblo era una plaza con un gran templo en medio. En frente del templo había un pulpito y allí estaba un hombre encapuchado de negro gritándole a todos, Darío se dirigió a él cortésmente ofreciéndole su ayuda, el encapuchado le dijo que viendo que se ofrecía le ordenó que recuperara el artefacto robado, Darío aceptó sin protestar. El encapuchado le dio todas las indicaciones a Darío.

Darío salió de la ciudad y se adentró al bosque, y en medio de este había un gran árbol inmenso y en él tenía tallado:
“no tocar, aquí está encerrado Kapp, espíritu esencia de la naturaleza. El rey”.
Darío intrigado se acerco al árbol y este comenzó a brillar, del árbol salió un extraño ser. Él llamó a Darío por su nombre y dijo:
“Tú, Elegido, al fin llegas, mi nombre es Kapp, ya se todo lo que pasa y te ayudaré. Dirijámonos hacia el norte, allí comenzará todo”.
Darío comenzó a seguir a la criatura sin protestar.

Encontraron después de un par de horas de caminata un pequeño pueblo y a la entrada le esperaba una chica llamada Atania, esta le recibió con un abrazo y le dijo:
“Darío… que bien que estés aquí, te esperaba, te contaré la verdad acerca de los ignianos”.
Atania dirigió a Darío hacia una choza un poco alejada del pueblo, allí estaba un anciano con una esfera en la mano.
“…Darío, he aquí la esfera que te ayudará a regresar a donde perteneces - dijo el anciano- la esfera ígnea”,
Darío recibió la esfera y esta comenzó a brillar en sus manos. “pero ¿Cómo es que sabían que vendría?” - Dijo Darío.
El anciano le dijo:
“Porque, todo es parte de la profecía. Al tener esta esfera, podrás tener un poder que te ayudará a librarte de lo que te espera, repite conmigo: espada de fuego”. Darío repitió y su espada comenzó a brillar con un rojo intenso, el viejo se rió y se entró a su choza. Atania le dijo que regresara a ignis, que ella le iba a acompañar. Los tres Kapp, Atania y Darío se dirigieron a Ignis.

Al llegar ahí se dirigieron donde el encapuchado, el cual estaba bebiendo junto con unas mujeres. Este se percató que había regresado y le preguntó donde estaba la esfera, Darío le respondió que averiguó toda la verdad. El encapuchado al darse cuenta que su plan había fracasado, comenzó a pronunciar:
”Yo te invoco dragón de fuego, hip… destroza a mis enemigos ¡ven TIAMAT!!”.
En el suelo se formó un círculo de fuego y de él salió un dragón color rojo. Atania y Darío se sorprendieron y retrocedieron un poco. El dragón lanzó por la boca una llamarada, la cual Atania y Darío apenas alcanzaron a esquivar. Darío tomó su espada y dijo fuerte:
“espada de fuego”.
Darío trató de cortar al dragón pero, este lo esquivaba, Atania sacó unos raros guantes y se los puso, se abalanzó hacia el dragón para pegarle en la cabeza, un puñetazo, lo cual logró. Darío aprovechó la oportunidad y clavó su espada en la cabeza del dragón, este cayó al suelo y desapareció.

El encapuchado había desaparecido dejando solos a Atania y Darío. Atania le dijo a Darío:
“Por poco y no la contamos, ¿eh? Ese hombre no molestará más. Ahora bien, creo que deberíamos volver a nuestro mundo”.
Darío de repente se desmayo, y cuando despertó, se halló en su pieza. Darío pensó que todo había sido un sueño, pero se dio cuenta que a su lado estaba la espada y la esfera, se quedo callado mirándolas.





Escritor: Darío Nibeyro
DJ-KUN

jaaj wuenisima porfin la puedo leer trancilo ajaja

esta es la imagen del personaje principal
y este es el prototipo de la portada de la novela(los personajes estan de muestra(no son mios))

wuena y cuando la seguiras ?

todo a su tiempo

oo jajajaja y ya po